viernes, 31 de agosto de 2012

Lazos

A lo largo de los años me he reafirmado en la idea de que los lazos son la base de la amistad y el amor, de las relaciones al fin y al cabo. Hay lazos que nos vienen impuestos, como los familiares, otros lazos se crean casi inevitablemente, en el cole, en la universidad, en el trabajo, en el bar donde tomas las cañas los sábados... y otros lazos aparecen de forma casual, en la cola del súper, en el gimnasio, jugando al apalabrados, en mil y un lugares y situaciones... En cualquier caso, los lazos van aumentando y poco a poco se van anudando nuevos lazos en las relaciones, reforzándolas, o al contrario, se van aflojando poco a poco y en muchos casos llegan a desaparecer sin darse uno cuenta.

Creo que no hay que dar por hecho que hay lazos indestructibles, como los lazos con los hijos. Es indudable que el amor de un padre a un hijo es incondicional, pero los hijos crecen e inevitablemente sus intereses van evolucionando, como lo hicieron en nosotros mismos cuando fuimos pasando por las distintas etapas hasta llegar a la madurez. Y creo que si nosotros, como padres, no vamos creando nuevos lazos más allá de los naturales, al final, nuestros hijos nos verán simplemente como padres, en el mejor de los casos con respeto y cariño, pero sin nada más en común que el lazo impuesto por la genética.

Todos estos años he sido cuidadoso creando lazos con mi hijo, desde rezar todas las noches a ese angelito que tanto nos ha mimado, hasta pintar paredes, jugar a videojuegos, cortar el césped, andar en bicicleta o realizar proyectos de lo más variopintos, pero siempre juntos, creando lazos. Sé que no tardando, estos lazos irán dando paso a otros lazos, pero ya no conmigo, sino con sus amigos y en un futuro con la familia que él construya a través de sus propios lazos.

Pero hay algunos lazos que puede que perduren, y que podamos mantener, más allá de los suyos propios y los que la genética y el carácter nos deparen, porque los labramos año a año y hacemos de ellos más que un lazo, una tradición. Ya son cuatro años los que llevamos mi hijo y yo haciendo el descenso del río Sella, cada verano con distintos acompañantes, pero siempre nosotros dos como mínimo común múltiplo de la actividad. Espero que este lazo perdure cual nudo gordiano.





Parafraseando a los de Ikea "guarda la llave allen y de vez en cuando aprieta los tornillos de tu mueble", aprieta los cabos de tus lazos de vez en cuando para que la amistad o el amor que atan no se vengan abajo, como un mueble barato. BienBien.

jueves, 30 de agosto de 2012

Creando empleo

No todo son malas noticias en lo referente al empleo, aún existen emprendedores entre nosotros que apuestan por la creación de empleo aunque sea mas allá de nuestras fronteras. Nuestro amigo Luis Sainz-Pardo ha estado desarrollando desde hace dos años una gran idea, basada en su experiencia como veterinario en Gran Bretaña durante más de 18 años. Su idea original por fin se ha hecho realidad como Vetabroad, una plataforma de formación para veterinarios extranjeros que quieran trabajar en Gran Bretaña y que su experiencia laboral sea todo un éxito, como lo fue para él mismo.

Visitad su web y apoyad su iniciativa empresarial, con gente como Luis poco a poco iremos sacando a este país del agujero donde nos han metido los que nunca se quedan sin empleo ni sufren recortes: los políticos. BienBien.

sábado, 11 de agosto de 2012

Para Lupe

Al olmo viejo, hendido por el rayo 
y en su mitad podrido, 
con las lluvias de abril y el sol de mayo 
algunas hojas verdes le han salido. 

¡El olmo centenario en la colina 
que lame el Duero! Un musgo amarillento 
le mancha la corteza blanquecina 
al tronco carcomido y polvoriento. 

No será, cual los álamos cantores 
que guardan el camino y la ribera, 
habitado de pardos ruiseñores. 

Ejército de hormigas en hilera 
va trepando por él, y en sus entrañas 
urden sus telas grises las arañas. 

Antes que te derribe, olmo del Duero, 
con su hacha el leñador, y el carpintero 
te convierta en melena de campana, 
lanza de carro o yugo de carreta; 
antes que rojo en el hogar, mañana, 
ardas de alguna mísera caseta, 
al borde de un camino; 
antes que te descuaje un torbellino 
y tronche el soplo de las sierras blancas; 
antes que el río hasta la mar te empuje 
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera 
la gracia de tu rama verdecida. 
Mi corazón espera 
también, hacia la luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera.





BienBien.